lunes, 7 de marzo de 2016

Mi canción:

Mi propia canción amante
que sin brazos acunaba
una noche entera esclava
¡Cántenme!


La que bajaba cargando
por el Ródano o el Miño,
sueño de mujer o niño
¡Cántenme!

La canción que yo prestaba
al despierto y al dormido
ahora que me han herido
¡Cántenme!

La canción que yo cantaba
como una suelta vertiente
y que sin bulto salvaba
¡Cántenme!

Para que ella me levante
con brazo de Arcángel fuerte
y me alce de mi muerte
¡Cántenme!

La canción que repetía
rindiendo a noche y a muerte
ahora porque me liberte
¡Cántenme!

Gabriela Mistral

Canción de sangre:

Duerme, mi sangre única
que así te doblaste,
vida mía, que se mece
en rama de sangre.


Musgo de los sueños míos
en que te cuajaste,
duerme así, con tus sabores
de leche y de sangre.

Hijo mío, todavía
sin piñas ni agaves,
y volteando en mi pecho
granadas de sangre,

sin sangre tuya, latiendo
de las que tomaste,
durmiendo así tan completo
de leche y de sangre.

Cristal dando unos trasluces
y luces, de sangre;
fanal que alumbra y me alumbra
con mi propia sangre.

Mi semillón soterrado
que te levantaste;
estandarte en que se para
y cae mi sangre;

camina, se aleja y vuelve
a recuperarme.
Juega con la duna, echa
sombra y es mi sangre.

¡En la noche, si me pierde,
lo trae mi sangre!
¡Y en la noche, si lo pierdo,
lo hallo por su sangre!

Gabriela Mistral

miércoles, 2 de marzo de 2016

Nadie sino tú:

Nadie puede salvarte sino
tú mismo.
te verás una y otra vez
en situaciones
casi imposibles.
intentarán una y otra vez
por medio de subterfugios, engaños o
por la fuerza
que renuncies, te des por vencido y/o mueras lentamente
por dentro.


nadie puede salvarte sino
tú mismo
y será muy fácil desfallecer,
pero muy fácil,
pero no desfallezcas, no, no.
limítate a mirarlos.
escucharlos.
¿quieres ser así?
¿un ser sin cara, sin mente,
sin corazón?
¿quieres experimentar
la muerte antes de la muerte?

nadie puede salvarte sino
tú mismo
y mereces salvarte.
no es una guerra fácil de ganar
pero si algo merece la pena ganar,
es esto.

piénsalo.
piensa en salvarte a ti mismo.
tu parte espiritual.
la parte de tus entrañas.
tu parte mágica y ebria.
sálvala.
no te unas a los muertos de espíritu.

mantente
con buen talante y garbo
y al cabo,
si fuera necesario,
apuesta tu vida en plena refriega,
al carajo las probabilidades, al carajo
el precio.

nadie puede salvarte sino
tú mismo.
¡Hazlo! ¡sálvate!
entonces sabrás exactamente de
qué hablo.

Charles Bukowski.