sábado, 26 de diciembre de 2015

Es verdad:

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,

el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Federico García Lorca

Canción de Jinete:

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.

Federico García Lorca

Canción de Jinete (1860):

En la luna negra
de los bandoleros
cantan las espuelas.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra
sangraba el costado
de Sierra Morena.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Federico García Lorca

Paisaje:

A Rita, Concha, Pepe y Carmencica

La tarde equivocada
se vistió de frío.

Detrás de los cristales,
turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.

La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.

Federico García Lorca

Canción china en Europa:

A mi ahijada Isabel Clara

La señorita
del abanico
va por el puente
del fresco río.

Los caballeros
con sus levitas
miran el puente
sin barandillas.

La señorita
del abanico
y los volantes
busca marido.

Los caballeros
están casados
con altas rubias
de idioma blanco.

Los grillos cantan
por el Oeste.
(La señorita
va por lo verde).
Los grillos cantan
bajo las flores.
(Los caballeros
van por el Norte).

Federico García Lorca

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Dedicatoria escrita sobre la foto de un grpo de milicianas:

Vivaces, con aire desenvuelto,
fusil de cinco pies,
la luz del sol naciente
ilumina el campo de ejercicios.
Las mujeres de China
alimentan extrañas ambiciones,
no les gusta vestirse de rojo,
les gusta vestirse de soldado.

Mao Tse-Tung

Vuelta a Shaoshan:

Partida desvanecida ya en un sueño
maldigo el río que se desliza
el viejo patio
de hace treinta y dos años.
Banderas rojas arrolladas
a las lanzas de los campesinos esclavos,
manos negras alzaban en alto
las fustas de los tiránicos patronos.
Gracias a los sacrificios,
a tantas firmes voluntades,
osamos ordenar a la luna y al sol
darnos un cielo nuevo.
Feliz, observo mil lentas ondas
de arroz y trigo,
desde todas partes los héroes
se hacen presentes en la tarde brumosa.

Mao Tse-Tung

A Li Shuyi:

Yo he perdido a mi soberbio álamo Yang,
tú, a tu sauce Liu,
Yang y Liu, ligeros en alas del viento
suben derechos al noveno cielo.
Preguntan a Wu Gang qué puede ofrecerles,
Wu Gang les sirve vino de casia.

La solitaria Chang E
despliega sus anchas mangas,
danza en el espacio infinito
por estos dos nobles espíritus.
Súbita, la noticia de que en el mundo
ha sido abatido el tigre:
las lágrimas que vuelan súbitas
se convierten en lluvia torrencial.

Mao Tse-Tung

Nadar:

Acabo apenas de beber el agua de Changsha
y de comer los peces de Wuchang.
Cruzando el río
a lo ancho de mil millas
la mirada se pierde
en el limpio cielo de Chu.
No presto atención al viento que sopla,
a los golpes de las olas:
hoy sé lo que es la abundancia,
más que paseando ocioso
en un jardín, sin dirección.
El maestro dijo a las orillas de un río:
«¡Fluye la vida como las aguas de un río!».

El viento agita los árboles seculares,
Tortuga y Serpiente permanecen inmóviles,
se inicia un grandioso proyecto:
de sur a norte
vuela el armazón de un puente,
la barrera del cielo
se transforma en carretera
al oeste del río
surgen escolleras de piedra:
retienen las lluvias
de las nubes del Monte de la Bruja,
en las altas abras
forman lagos tranquilos.
Si los dioses fuesen inmortales:
¡Qué asombro ante un mundo tan cambiado!

Mao Tse-Tung

Beidaihe:

Fuerte lluvia ha caído sobre Youyan,
blancas olas se alzan al cielo,
las barcas de pesca han salido,
de Qinghuangdao. Sobre el mar abierto
nada se ve ya:
¿Quién sabe adónde han ido?

Mil años transcurridos desde cuando
Wei Wu jugueteaba con su fusta.
Nos queda su poema
«Al este del Pico de Piedra»
Aún hoy «el viento de otoño
susurra solitario y desolado».
Entre los hombres todo ha cambiado.

Mao Tse-Tung

Respuesta al profesor Liu Yazi:

Octubre, 1950

Larga noche, a duras penas la roja luz
se ha abierto paso en el cielo,
por cien años demonios y monstruos
danzaron corriendo y arremolinándose,
un pueblo de seiscientos millones
desunido y dividido.

Pero ha cantado el gallo
y todo resplandece bajo el cielo,
resuena la música en diez mil lugares,
incluso en Khotan,
nunca antes de ahora
estuvieron los poetas tan inspirados.

Mao Tse-Tung

Respuesta al profesor Liu Yazi

29 de Abril, 1949

No podré olvidar el té que bebimos en Yuehai,
los versos que me pediste en Yuzhou
cuando amarilleaban las hojas.
Treinta y un años, y he vuelto
a la antigua capital,
en la estación en que las flores marchitan
doy lectura a tus espléndidos versos.
Protegidos de las inquietudes
que atenazan el corazón,
conviene las cosas del mundo medir
con limpia mirada.
No digáis que el lago Kunming
tiene las aguas poco profundas,
para contemplar los peces
es mejor el río Fuchun.

Mao Tse-Tung

El ejército popular de liberación ocupa Nanking:

El monte Zhong entre los vientos y la lluvia
se alza verde y amarillo,
un millón de heroicos soldados
cruzan el Gran Río.
Tigre agazapado, dragón amenazante
hoy más bellos que nunca,
trastocado el cielo, revolucionada la tierra,
nos sentimos generosos y magnánimos.
Debemos armarnos de valor,
perseguir a los extenuados bandidos,
no se puede conseguir la fama
imitando a Ba Wang.
Si el cielo tuviera sentimientos,
también el cielo envejecería,
entre hombres, el camino justo es transformar
el ancho mar en un jardín de granados.

Mao Tse-Tung

Nieve:

Paisaje de las tierras del norte:
mil millas selladas por el hielo,
diez mil millas barridas por la nieve.
A un lado y a otro de la Gran Muralla
sólo ves espacios sin límites,
el Gran Río, entre montes y valles,
ha detenido su curso impetuoso.
Los montes, danzarinas serpientes de plata,
los altiplanos, elefantes de cera al galope,
compiten en altura con el Cielo.
Espera un día de sol: mantel rojo sobre el blanco
te parecerán fascinantes y seductores.

Ríos y montañas tan hermosos:
héroes innumerables les rindieron homenaje.
-¡Ay! a Qin Huang y Hang Wu
les faltaba  un poco de cultura.
Tang Zong y Song Zu
no tenían modales refinados,
Gengis Khan,
soberbio hijo del Cielo
sólo sabía tender su arco
para asaetear las águilas
-¡Todos han desaparecido!
Para encontrar hombres de palabra e ingenio
volveos a contemplar el presente.

Mao Tse-Tung

Monte Liupan:

El cielo alto, nubes claras,
nos detenemos a contemplar los ánades salvajes
que vuelan hacia el sur.
Si no alcanzamos la Gran Muralla
no somos chinos de verdad,
cuento con los dedos el camino ya recorrido:
diez mil kilómetros.

Sobre la alta cima del monte Liupan
las banderas rojas lentamente
se despliegan al viento del oeste.
Hoy tenemos en nuestras manos la larga cuerda:
¿Cuándo amarraremos al Dragón Verde?

Mao Tse-Tung

Kunlun:

A través del espacio surge de la tierra,
gran Kunlun,
testigo de todas las alegrías del mundo.
Tres millones de dragones de jade
alzan el vuelo,
en el hielo punzante
reverbera todo el cielo,
en el verano
se disuelven las nieves,
escurren las aguas henchidas,
desbordan el Yangzi y el Huanghe,
se transforman los hombres
en peces y tortugas.
Mil otoños de méritos y culpas:
¿quién se atreverá a criticarlos?

Pero hoy digo yo al Kunlun:
de nada sirve tanta altivez,
de nada sirve tanta nieve.
¿Cómo podré apoyarme en el cielo
y desenvainar la preciosa espada
para aferrarte y cortarte en tres partes?
Una parte la daría a Europa,
una parte a América
una parte quedaría para el Oriente.
Gran equilibrio en el mundo,
frío y calor son iguales
en toda la superficie de la tierra.

Mao Tse-Tung

martes, 15 de diciembre de 2015

La larga marcha:

El Ejército Rojo no teme las dificultades de la Larga Marcha
diez mil ríos y mil montañas: sólo una broma.
Las Cinco Cadenas, un sendero serpeteante de pequeñas olas,
los inmensos montes Wumeng, rodantes pelotas de arcilla.
Ardientes las rompientes del río Arenas de Oro heridas por las nubes,
frías las cadenas de hierro del puente sobre el río Dadu.
Más todavía nos alegran las mil millas nevadas de los montes Min,
los Tres Ejércitos las han superado y todos los rostros se abren en una sonrisa.

Mao Tse-Tung

Tres poesías de dieciséis caracteres:

I

Montañas,
con la fusta azuzo al caballo, no bajo de la silla.
Alarmado vuelvo la cabeza:
el cielo está sólo a tres pies.

II

Montañas,
Grandes olas rizadas de mares y de ríos turbulentos.
Fuga afanosa
de mil caballos desbocados.

III

Montañas,
cimas azules que traspasan el cielo turquesa.
Caería el cielo
si no sostuviesen su bóveda.

Mao Tse-Tung

El desfiladero de Lonshan:

Aspero es el viento del oeste,
grita en el cielo el ánade salvaje
en la gélida luna de la mañana.
En la gélida luna de la mañana
quebrado rumor de chanclos herrados,
extinguido el sonido de los cuernos.

No digáis que es como el hierro
el duro desfiladero
hoy mismo pasaremos a pie
más allá de la cima.
Más allá de la cima
montes azules como mar,
sol agonizante como sangre.

Mao Tse-Tung

Huichang:

En oriente nace el sol,
no digáis que es pronto
para ponerse en camino.
El hombre no envejece
caminando por verdes montañas,
en estas regiones con paisaje
de incomparable belleza.

Fuera de los muros de Huichang altas cimas
se suceden en confusión
hasta el océano oriental.
Los combates señalan en dirección a Nanyue,
todavía más vívido y hermoso.

Mao Tse-Tung

Dabaidi:

Rojo naranja amarillo verde
azul índigo violeta,
¿quién danza en el espacio
llevando de la mano la cinta multicolor?
Tras la lluvia vuelve oblicuo el sol,
gargantas y montañas
una a una tórnanse azules.

Arreció hace un año sangrienta batalla,
los proyectiles taladraron
los muros de los poblados
como adornos y condecoraciones
y los desfiladeros de las montañas
aparecen hoy más bellos que nunca.

Mao Tse-Tung

Contra la segunda campaña de «cerco y aniquilamiento»:

Por sobre la cima del monte Nube Blanca
quisieran alzarse las nubes,
al pie del monte Nube Blanca
gritan voces excitadas.
Árboles secos y ramas podridas
juntan sus esfuerzos.
Un bosque de fusiles se yergue.
Los generales volantes
se precipitan desde el cielo.

Trescientos cincuenta kilómetros
recorridos en quince días.
Verdiazul el agua del Gan,
verde-jade los montes de Min,
mil ejércitos aniquilados
como quien enrolla una estera.
Hay hombres que lloran:
¡Ay de mí! ¡De qué sirve
atrincherarse a cada paso!

Mao Tse-Tung

jueves, 3 de diciembre de 2015

Tregua:

Necesito pasear por la cera
en algún sitio
en una umbría tarde
encontrar una mesa
en la terraza de un café
sentarme
pedir una copa
y quiero sentarme allá
con esa copa
y quiero que
una mosca aterrice
en esa mesa.

Entonces
quiero ver
una mujer pasar caminando
en un vestido verde.

Quiero ver pasar
un perro gordo
con pelo corto y marrón y
ojos sonrientes.

Quiero morir
sentado allí.

Quiero morir
derecho
mis ojos todavía
abiertos.

Quiero que un avión
pase volando en lo alto.

Quiero que pase
una mujer
en un vestido azul.

Entonces quiero
que ese mismo perro
con pelo corto y marrón y
ojos sonrientes
pase caminando
de nuevo.

Eso sera
suficiente
después de todas las
otras cosas
y de todo lo
demás.

Charles Bukowski

Mi colega:

Para ser un chico de 21 años en Nueva Orleans yo no valía
mucho la pena: Tenía una pequeña habitación que olía a
orines y muerte
pero quería estar allí, y habían
dos adorables chicas al final del vestíbulo quienes
no paraban de golpear a mi puerta y gritar. «!Levántate !
Hay cosas buenas alla afuera !»

«Largaros,» les decía, pero eso solo las
estimulaba mas, me dejaban notas bajo la puerta y
pegaban flores con cinta adhesiva al
pomo de la puerta

Yo estaba metido en vino barato y cerveza verde y
demencia...

Conocí al viejo tío de la habitación de
al lado, de algún modo yo me sentía viejo como
el; sus pies y tobillos estaban hinchados y no podía
atarse los zapatos.

Cada día sobre la una del mediodía salíamos a dar un paseo
juntos y era un paseo muy
lento: Cada paso era doloroso para el.

Cuando nos acercábamos al bordillo, yo le ayudaba a
subir y bajar
agarrándole por el codo
y por la parte de atrás de su
cinturón, lo conseguíamos.

Me gustaba: nunca me cuestiono
sobre que hacia o que dejaba de
hacer.

El debería de haber sido mi padre, y lo que mas me gustaba
era lo que decían una y
otra vez: "Nada vale la
pena."

Era un
sabio

aquellas chicas jovenes deberían
de haberle dejado a el
las notas y las
flores.

Charles Bukowski

Los mejores de la raza:

No hay nada que
discutir
no hay nada que
recordar
no hay nada que
olvidar

es triste
y
no es
triste

parece que la
cosa mas
sensata
que una persona puede
hacer
es
estar sentada
con una copa en la
mano
mientras las paredes
blanden
sonrisas de
despedida

uno pasa a través de
todo
ello
con una cierta
cantidad de
eficiencia y
valentía
entonces
se va

algunos aceptan
la posibilidad de
Dios
para ayudarles
en su
paso

otros
lo aceptan
como es

y por estos

bebo
esta noche.

Charles Bukowski

Nota sobre la construcción de las masas:

Alguna gente es joven y nada más
alguna gente es vieja y nada más.
Y alguna gente está en el medio
sólo en el medio.
Y si las moscas usaran ropa
y todos los edificios ardieran en
fuego dorado,
si el cielo se sacudiera como
en la danza del vientre
y todas las bombas atómicas empezaran a
gritar,
alguna gente sería joven y nada más
y alguna gente sería vieja y nada más
y el resto sería lo mismo,
el resto sería lo mismo.
Los pocos diferentes
son eliminados bastante rápido
por la policía, por sus madres, sus
hermanos, y otros
por sí mismos.
Lo que queda es lo que
ves
es duro.-

Charles Bukowski

Arrinconado:

Bueno, ellos ya decían que llegaría
esto: viejo, perdido el talento, titubeando con
las palabras.
escuchando pisadas
sordas, me vuelvo,
miro detrás de mí...

aún no, perro viejo.
Demasiado pronto.

Ahora
ellos están sentados hablando de
mi: «sí, le ha ocurrido, está acabado... es una
pena».
«nunca fue gran cosa, ¿verdad?»
«bueno... no, pero ahora...?»
ahora
están celebrando mi defunción
en tabernas que yo ya no
frecuento.

Ahora
yo bebo solo
dentro de esta máquina
defectuosa

mientras las sombras cobran
formas
peleo en lenta
retirada
ahora
la promesa que fui
mengua
mengua
ahora
enciendo otros cigarrillos
me sirvo otras
copas
ha sido una hermosa
pelea
y aún
lo es.

Charles Bukowski

La ducha:

Nos gusta ducharnos después
(a mí me gusta el agua más caliente que a ella)
y su rostro siempre es suave y tranquilo
y ella me lava primero
me extiende el jabón por los huevos
los levanta
los aprieta,
luego me lava la polla:
«oye, esto sigue duro!»
luego me lava el vello de ahí abajo,
la tripa, la espalda, el cuello, las piernas,
yo sonrío sonrío sonrío,
y después la lavo yo a ella ...
primero el coño,
me pongo detrás, mi polla en sus nalgas
suavemente enjabono los pelos del coño,
lavo ahí con un movimiento suave
tal vez me detenga más de lo necesario,
luego las piernas por detrás, el culo,
la espalda, el cuello, la hago girar, la beso,
enjabono los pechos, luego la tripa, el cuello,
las piernas por delante, los tobillos, los pies,
y luego el coño, una vez más, para que me dé suerte...
otro beso, y ella sale primero,
se seca, a veces canta mientras yo sigo allí
pongo el agua más caliente
disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso
luego salgo...
normalmente es por la tarde y todo está tranquilo,
y mientras nos vestimos hablamos sobre que otra cosa
podríamos hacer,
pero el estar juntos resuelve casi todo,
en realidad, lo resuelve todo
porque mientras esas cosas estén resueltas
en la historia de un hombre y
una mujer, es diferente para cada uno
mejor y peor para cada uno...
para mí, es tan espléndido como para recordarlo
después de la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles fuera
después de los recuerdos del dolor y el fracaso y la
desdicha:
Linda, tú me has traído esto,
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños en
lugar de
en vida, amén.

Charles Bukowski

Como una flor bajo la lluvia:

Me corté la uña del dedo
del medio
de la mano derecha
bien corta
y empecé a sobarle el coño
mientras ella estaba sentada en la cama
poniéndose crema en los brazos
la cara
y los pechos
después de bañarse.
Entonces encendió un cigarrillo:
«tu sigue»,
y fumó, y continuó poniéndose
crema.
yo continué sobándole el coño.
«quieres una manzana?», le pregunté.
«bueno»», dijo,«¿tú vas a comer una?»
pero fue a ella a quien comí...
empezó a girar
después se puso de lado,
se estaba humedeciendo y abriendo
como una flor bajo la lluvia.
Después se puso boca abajo
y su hermosísimo culo
se alzó ante mí
y metí la mano por debajo
hasta el coño otra vez.
Estiró un brazo y me cogió
la polla, giró y se volvió,
me monté encima
hundía la cara en la mata
de pelo rojo
derramada alrededor de su cabeza
y mi polla tiesa entró
en el milagro.
Más tarde bromeamos sobre la crema
y el cigarrillo y la manzana.
Después salí a la calle y compré pollo
y gambas y patatas fritas y bollitos
y puré y salsa y
ensalada de col, y comimos, ella me dijo
lo bien que lo había pasado y yo le dije
lo bien que lo había pasado y nos comimos
el pollo y las gambas
y las patatas fritas y los bollitos y el
puré y la salsa y
hasta la ensalada de col.

Charles Bukowski

Mi seguidora:

Di un recital de poesía el sábado pasado en
los bosques de las afueras de Santa Cruz
y estaba a punto de acabar
cuando oí un grito fuerte y largo
y una joven bastante guapa
corrió hacia mí
vestido largo y fuego en la mirada
y saltó al escenario
y gritó: «TE DESEO!
!TE DESEO! !Cómeme! !Cómeme!
le dije, «oye,
déjame en paz, coño».
pero siguió quitándome
la ropa y tirándose
sobre mi.
« ¿dónde estabas?», le
pregunté, « cuando no tenía
qué comer y
enviaba cuentos cortos al
Atlantic Monthly?»,
me agarró los huevos y casi
me los arranca. Sus besos
sabían a sopa de mierda.
2 mujeres saltaron al escenario
Y
se la llevaron a rastras
al bosque.
Sus gritos aún se oían
cuando empecé el siguiente poema.
Tal vez, pensé, tendría que haberla
poseído sobre el escenario frente
a todos aquellos ojos.
Pero uno nunca sabe
si sería un buen poema o
un mal ácido.

Charles Bukowski

Alguien:

Oh dios, tenía una tristeza espantosa,
aquella mujer estaba allí sentada y
me dijo
¿es usted realmente Charles Bukowski?
y yo le dije
dejemos eso
no me encuentro bien
tengo una tremenda tristeza
y lo único que quiero es
echarte un polvo
ella se rió
creía que me las estaba dando
de listo
y yo no miraba más que sus piernas largas delgadas
celestiales
veía su hígado y sus entrañas temblando
veía a Cristo allí dentro
bailando un folklore.

Todas mis carencias interiores
se sublevaron
y fui hacia ella
y la tumbé en el sofá
y le levanté el vestido hasta el cuello
y me importó un pito
si era una violación o el fin del mundo.

Volver a estar
ahí
en un sitio
real

sus bragas estaban en el
suelo.
Y mi polla entró, mi polla entró
oh Dios, mi polla entró
yo era Charles
Alguien.

Charles Bukowski

Si consideramos:

Si consideramos lo que puede verse:
motores que nos vuelven locos,
amantes que acaban odiándose,
ese pescado que en el mercado
mira fijamente hacia atrás adentrándose en nuestras
mentes,
flores podridas, moscas atrapadas en telarañas,
motines, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes,
naciones que trasladan a la gente como peones de
ajedrez,
ladrones a la luz del día con maravillosas
esposas y vinos por la noche,
las cárceles atestadas,
el tópico de los parados,
hierba moribunda, fuegos insignificantes,
hombres suficientemente viejos como para amar la
tumba.

Estas y otras cosas
demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.
Pero nos han dejado un poco de música
y un poster clavado en el rincón
un vaso de whisky, una corbata azul
un delgado volumen de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el diablo le estuviera
retorciendo la cola
sobre la hierba azul y el griterío
y después, de nuevo, el amor
como un coche que dobla la esquina
puntual,
la ciudad a la espera
el vino y las Flores
el agua corriendo a través del lago
y verano e invierno y verano y verano
y de nuevo invierno.

Charles Bukowski

Lo mejor y lo peor:

Los hospitales y las cárceles
es lo peor
los manicomios
es lo peor
los áticos
es lo peor
los hoteluchos ruidosos
es lo peor
los recitales de poesía
los conciertos de rock
a beneficio de minusválidos
es lo peor
los funerales
las bodas
es lo peor
los desfiles
las pistas de patinaje
las orgías sexuales
es lo peor
la medianoche
las 3 de la madrugada
las 5.45 de la tarde
es lo peor.

Caer del cielo
los pelotones de ejecución
eso es lo mejor
pensar en la India
mirar los puestos de palomitas
ver al toro coger al matador
eso es lo mejor
las bombillas en cajas
un viejo perro escarbando
los cacahuetes en una bolsa de papel
eso es lo mejor
pulverizar cucarachas
un par de calcetines limpios
el valor natural que vence al talento natural
eso es lo mejor
de pie frente a los pelotones de ejecución
echar migas a las gaviotas
cortar tomate en rodajas
eso es lo mejor
alfombras con quemaduras de cigarrillos
grietas en las aceras
camareras todavía sensatas
eso es lo mejor
mis manos muertas
mi corazón muerto
silencio
adagio de rocas
el mundo en llamas
eso es lo mejor
para mí.

Charles Bukowski

Poemas para jefes de personal:

Un viejo me pidió un cigarrillo
y saqué dos con cuidado.
«Vengo a buscar trabajo. Voy a esperar
al sol y fumar»
Raído y rabioso
se recostaba contra la muerte.
Era un día frío, por cierto, y los camiones
cargados y pesados como putas viejas
embarullaban y enmarañaban las calles...
Nos hundimos como tablas de un suelo podrido
mientras el mundo lucha por desbloquear
la estructura que le atenaza el cerebro.
(Dios es un local vacío donde no hay filetes.)
Somos pájaros agonizantes
barcos que se hunden...
el mundo nos sacude y nos aplasta
y nosotros
sacamos los brazos
sacamos las piernas
bajo el beso mortal de un ciempiés:
pero ellos nos dan amables palmaditas en la espalda
y dicen que es «política» nuestro veneno.
Bueno, fumamos, él y yo, pobres hombres
mascullando pensamientos insignificantes...
No todos los caballos llegan,
y cuando veas encenderse y apagarse
las luces de las cárceles y de los hospitales,
y a los hombres manipular las banderas con tanto
cuidado
como si fuesen recién nacidos
recuerda esto:
eres un gran instrumento engullidor
con corazón y vientre, cuidadosamente planificado,
así que si coges un avión a Savannah,
coge el mejor;
o si comes pollo sobre una roca,
haz que sea un animal muy especial.
(Tú lo llamas ave; yo llamo a las aves
flores.)
Y si decides matar a alguien,
haz que sea un cualquiera y no alguien:
algunos hombres están hechos de un material especial,
precioso: no mates,
si vas a hacerlo,
a un presidente o a un rey
o a un hombre
que tenga un despacho...
ésos tienen alcances celestiales
actitudes ilustradas.
Si te decides,
elígenos a nosotros
que esperamos y fumamos y miramos aviesamente;
que estamos consumidos por las penas y
febriles
de subir escalas rotas.
Elígenos
nunca fuimos niños
como vuestros niños.
No entendemos canciones de amor
como vuestras amadas.
Nuestros rostros son linóleo resquebrajado,
resquebrajado por las pisadas
fuertes, seguras, de nuestros amos.
A nosotros nos han criado con hojas de zanahoria
con semillas de sésamo y una gramática violenta;
malgastamos los días como mirlos enloquecidos
y nos entregamos al alcohol por las noches.
Nuestra leve sonrisa forzada nos cubre
como el confeti de un extraño:
y ni siquiera participamos de la Fiesta.
Somos una escena trazada con el
blanco pincel enfermizo de esta Época.
Fumamos, dormidos como higos en un plato.
Fumamos, tan muertos como la niebla.
Elígenos.
Un asesinato en la bañera
o algo rápido y brillante; nuestros nombres
en los periódicos.
Conocidos, por fin, un instante
para millones de ojos indiferentes, embotados de
noticias
que se reservan
para parpadear y brillar sólo
ante los simples sarcasmos de taberna
de sus correctos comediantes
caprichosos y engreídos.
Conocidos, por fin, un instante,
como lo serán ellos
como lo serás tú
por un hombre todo gris en un caballo todo
gris que está sentado y acaricia una espada
más larga que la noche
más larga que la doliente cresta de las montañas
más larga que todos los lamentos
que han surgido de las gargantas
y han explotado en una tierra
más nueva, menos planificada.
Fumamos y las nubes nos ignoran.
Pasa un gato y se sacude a Shakespeare
del lomo.
Sebo, sebo, vela cual cera: nuestra espina dorsal
es débil y nuestra conciencia quema
sin malicia hasta el final
lo que queda de la mecha que la vida
nos ha otorgado parcamente.
Un viejo me pidió un cigarrillo
y me contó sus problemas
y esto
fue lo que dijo:
que esta Época es un crimen
que la Piedad se ha refugiado bajo mármoles
y el Odio se ha refugiado en el
dinero.
Podía haber sido un obseso sexual
o un Santo.
Pero fuese lo que fuese
estaba condenado
y los dos esperábamos al sol
fumando
y mirando
ociosos quién sería
el siguiente.

Charles Bukowski

El día que me deshice de un fajo de billetes:

Y le dije puedes quedarte con tus tías y tus tíos ricos
y con tus abuelos y con tus padres
y su jodido petróleo
y sus siete lagos
y sus pavos salvajes
y sus búfalos
y con todo el estado de Texas,
queriendo decir las cacerías de cuervos
y tus paseos de los sábados por la noche
y tu biblioteca de tres al cuarto
y tus municipales encorvados
y tus artistas maricas
puedes quedarte con todo eso
y tus periódicos semanales
y tus famosos tornados
y tus sucias inundaciones
y todos tus gatos maullantes
y tu suscripción al Time,
y trágatelos, nena,
trágatelos.
Puedo manejar un pico y una pala de nuevo (creo)
y puedo conseguir
25 billetes por un combate a 4 asaltos (quizá)
claro que tengo 38 años,
pero un poco de tinte puede taparme
las canas;
y aún puedo escribir un poema (a veces),
no lo olvides, e incluso
si no me pagan,
es mejor que esperar la muerte y el petróleo,
y disparar a los pavos salvajes,
y esperar que el mundo
comience.
Muy bien, mendigo, me dijo, lárgate.
¿que?, dije yo
lárgate. Esta ha sido tu
última rabieta.
Estoy harta de tus malditas rabietas.
Siempre te comportas como un
personaje de una obra de O’Neill.
Pero yo soy diferente, nena,
no puedo
evitarlo.
eres diferente, de acuerdo,
y ¡qué diferente, Dios mío!
no des un
portazo
al irte.
Pero, nena, ¡amo
tu dinero!
¡ni una sola vez has dicho
que me amaras a mi!
¿que querías
un mentiroso o un
amante?
tú no eres ninguna de las dos cosas,
¡fuera, mendigo,
fuera!
... pero, nena...
vuelve a O’Neill
fui hacia la puerta,
la cerré suavemente y me fui
pensando: lo que ellos quieren
es un indio de madera
que diga si y no
y que aguante las llamas y
no arme demasiado jaleo;

pero te estás
haciendo viejo, chico;
la próxima vez
no enseñes
tus cartas.

Charles Bukowski

Elogio al infierno de una dama:

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos
en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de taco alto
negros y brillantes,
siempre puteabas cuando
estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar
de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un
pasado
podrido, y
al final
escapaste
muriendo,
dejándome con el
presente
podrido.
Hace 28 años
que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera
de las otras
fuiste la única
que comprendió
la futilidad del
arreglo con la vida.
las demás sólo estaban
incómodas con
segmentos triviales,
criticaban
absurdamente
lo pequeñito:
Jane, te
asesinaron por saber
demasiado.
Vaya un trago
por tus huesos
con los que
este viejo perro
sueña
todavía.

Charles Bukowski

Como ser un gran escritor:

Tienes que tirarte a muchas mujeres
bellas mujeres,
y escribir unos pocos poemas de amor decentes
y no te preocupes por la edad
y los nuevos talentos.
Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.
Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana
y gana
si es posible.
aprender a ganar es difícil,
cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.
y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía.
evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.
acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).
y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.
un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.
quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas, sé
paciente, el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición
toda esa basura.
quédate con la cerveza,
la cerveza es continua sangre.
una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa,
dale duro.
haz de eso una pelea de peso pesado.
haz como el toro en la primer embestida.
y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoyevski, Hamsun.
si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...
entonces no estás listo
toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay,
está bien
igual.

Charles Bukowski

Aire y luz y tiempo y espacio:

"Sabes, yo tenia una familia, un trabajo, algo
siempre estaba
en el medio
pero ahora
vendí mi casa, encontré este
lugar, un estudio amplio, deberías ver el espacio y
la LUZ,
por primera vez en mi vida voy a tener un lugar
y el tiempo para
CREAR"
no, nene, si vas a crear
vas a crear trabajando
16 horas por día en una mina de carbón
o
vas a crear en una piecita con 3 chicos
mientras estas
desocupado,
vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo,
vas a crear ciego
mutilado
loco,
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla en terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.
Nene, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con esto
y no crean nada,
excepto quizás una vida mas larga para encontrar
nuevas excusas.

Charles Bukowski

Garras del paraíso:

Mariposa de madera
sonrisa de bicarbonato
mosca de serrín...
me gusta mi barriga
y el tipo de la tienda de vinos
me llama
«Señor Schlutz».
Los cajeros del hipódromo
gritan
« ¡EL POETA SABE!»
cuando cobro mis apuestas
las damas
que entran y salen de la cama
dicen que me aman
cuando paso a su lado con
blancos pies mojados.
Albatros con ojos borrachos
calzoncillos sucios de Popeye
chinches de París,
he salvado las barricadas
he dominado
el automóvil
La resaca
las lágrimas
pero conozco
el destino final
como cualquier colegial que ve
cómo el tráfico aplasta
al gato al pasar.

Mi cráneo tiene una hendidura de
pulgada y media justo en la
bóveda.
La mayor parte de mis dientes está
delante,
me mareo a oleadas en los supermercados
escupo sangre cuando bebo
whisky
y me entra una pena
que llega a hacerse
dolor
cuando pienso en todas las
buenas mujeres que he conocido
y que se han diluido
desvanecido
entre trivialidades:
viajes a Pasadena,
picnic con los niños,
tapones de pasta de dientes
por el desagüe.

No hay nada que hacer
sino beber
apostar a los caballos
apostar a los poemas
cuando las jovencitas
se hacen mujeres
y las ametralladoras
apuntan hacia mí
agachado
tras muros más delgados
que los párpados.

No hay más defensa
que todos los errores
cometidos.
Entretanto
me ducho
contesto el teléfono
hago huevos duros
estudio el movimiento y el deterioro
y me siento tan bien
como cualquiera
mientras paseo al sol.

Charles Bukowski

A solas con todo el mundo:

La carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado y nadie encuentra al otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se Ilenan
nada más se Ilena.

Charles Bukowski

Hoy los mirlos estan alborotados:

Más solo que un huerto seco y agotado
puesto sobre la tierra
para uso y abuso.
Abatido como un ex boxeador que vende
periódicos en la esquina.
Deshecho en lágrimas como
una corista que se ha hecho vieja
y recibe su último cheque.
Un pañuelo vendrá bien su señoría,
vuestra merced.
Hoy los mirlos están alborotados
como
las uñas encarnadas
en una noche
en la celda...
vino gemido vino,
los mirlos corretean y
revolotean
repitiendo
melodías y castañuelas españolas.
Y cualquier parte no está en
ninguna parte...
es un sueño peor que
las tortillas o una rueda pinchada:
por qué continuamos
con la cabeza y
los bolsillos Ilenos de
polvo
como un niño malo que acaban de expulsar
del colegio...
dígamelo
usted que fue un héroe en alguna
revolución
usted que enseña a los niños
usted que bebe con calma
usted que posee grandes casas
y pasea por jardines
usted que ha matado a un hombre y posee una
bella esposa
dígamelo usted
por qué ardo como un
viejo vertedero
seco.
Podríamos mantener una correspondencia
interesante.
Tendríamos ocupado al cartero.
Y las mariposas y las hormigas y los puentes y
los cementerios
las constructoras de cohetes y los perros y los mecánicos
de coches
continuarían
un poco más.
Hasta que nos quedásemos sin sellos
y/o
ideas.
No se avergüence de
nada; supongo que Dios pensó en todo
incluso
en las cerraduras
de las puertas.

Charles Bukowski

Abraza la oscuridad:

La confusión es el dios
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.

La agonía puede matar
o puede
sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.

No olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares,
las cárceles,
los suicidios de los amantes.

Aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un
presidente y a su hermano,
otro presidente
ha tenido que dejar el cargo.

La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con
pajitas
torcidas.

No hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes.

Mantente alejado de dios
permanece
angustiado
deslízate.

Charles Bukowski

Yonqui:

Sentado en un dormitorio oscuro con 3 yonquis,
mujeres.

Hay bolsas de papel marrón con basura
por todas partes.

Es la una y media de la tarde.

Hablan de manicomios,
de hospitales,
están esperando una dosis
ninguna de ellas trabaja.

Todo es subsidio y cupones de comida y
Centro Médico de California.

Los hombres son objetos que sirven
para conseguir la dosis.

Es la una y media de la tarde
fuera crecen plantas pequeñas
sus niños todavía están en la escuela.

Ellas fuman cigarrillos
y aburridas dan sorbos de cerveza
tequila
que he comprado yo.

Estoy sentado con ellas
y espero mi dosis:
soy un yonqui de la poesía.


A Ezra le arrastraron por las calles
en una jaula de madera.

Blake creía en Dios.

Villon fue un ladrón.

Lorca chupaba pollas.

T.S. Eliot trabajaba de cajero en una ventanilla,
la mayoría de los poetas son cisnes,
son garzas.



Estoy sentado con 3 yonquis
a la una y media de la tarde.

El humo es una meada ascendente.

Espero.

La muerte es el Jumbo de la nada.

Una de las mujeres dice que le gusta
mi camisa amarilla.

Creo en la violencia natural.

Aquello era parte de eso.

Charles Bukowski

La vida feliz de los cansados:

Esmeradamente sintonizado con
la canción de un pez
estaba en la cocina
a medio camino de la locura
soñando con la España
de Hemingway.
Hace bochorno, como se suele decir,
no puedo respirar,
he cagado y
he leído las páginas de deportes,
he abierto la nevera,
he visto un trozo de carne
morada
y la he vuelto a dejar
allí.
El lugar en el que encontrar el centro
es en el límite
ese repiqueteo en el cielo
no es más que una cañería
que vibra.
cosas terribles avanzan por las
paredes; flores de cáncer crecen
en el porche; a mi gato blanco
le arrancaron un ojo
y sólo quedan 7 días
de carreras
de la temporada veraniega.
La bailarina nunca llegó del
Club Normandy
y Jimmy no trajo a la
furcia,
pero hay una postal desde
Arkansas
y un impreso retornable de Food King:
10 días gratis en Hawai,
todo lo que hay que hacer
es rellenarlo
pero no quiero ir a
Hawai

quiero la furcia con ojos de pelicano
ombligo de bronce
y
corazón de marfil.
Saco el trozo de carne
morada,
lo echo a la
sartén.
Entonces suena el teléfono.
Caigo sobre una rodilla
y ruedo bajo
la mesa. Allí me quedo
hasta que deja de sonar.
después me levanto y
pongo
la radio.
No me extraña que Hemingway fuera
un borracho, ¡maldita España!
yo tampoco puedo
soportarla.
Hace un bochorno
tan grande.

Charles Bukowski

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Manual de combate:

Dijeron que Céline era un nazi
dijeron que Pound era un fascista
dijeron que Hamsun era un nazi y un fascista.
pusieron a Dostoievsky frente a un pelotón
de fusilamiento
y mataron a Lorca
le dieron electrochoques a Hemingway
(y vos sabes que se pegó un tiro)
y echaron a Villon de la ciudad (París)
y Mayakovsky
desilusionado con el régimen
y luego de una pelea de enamorados,
bueno,
también se pegó un tiro.
Chatterton se tomó veneno de ratas
y funcionó
y algunos dicen que Malcom Lowry se murió
ahogado en su propio vómito
borracho.
Crane se tiró a las hélices
del barco o a los tiburones.

El sol de Harry Crosby era negro.
Berryman prefirió el puente.
Plath no encendió el horno.

Séneca se cortó las muñecas en la
bañera (es la mejor manera:
en agua tibia)
Thomas y Behan se emborracharon
hasta morir y
hay muchos más.
¿y vos querés ser un
escritor?

Es esa clase de guerra:
la creación mata,
muchos se vuelven locos,
algunos pierden el rumbo y
no lo pueden hacer
nunca más.
Algunos pocos llegan a viejo.
Algunos pocos hacen plata.
Algunos se mueren de hambre (como Vallejo).
es esa clase de guerra:
bajas por todas partes.

Está bien, adelante
hazlo
pero cuando te ataquen
por el lado que no ves
no me vengas con
remordimientos.

Ahora me voy a fumar un cigarrillo
en la bañera
y luego me voy a ir a
dormir.

Charles Bukowski

Azul no:

Ella me llamo desde lejos,
"nunca podía discutir con vos",
me dijo.

"Siempre te ibas,
mi esposo no es así,
se me pega como plasticola.
y me golpea".

"Nunca creí en las discusiones",
dije,
"no hay nada que discutir".

"Estás equivocado", dijo ella,
"deberías
tratar de
comunicarte".

"Comunicar es una palabra abusada, como
amor",
le dije.

"¿Pero no crees que dos personas pueden
amar?", preguntó.

"No si tratan de comunicarse",
le contesté.

"Estás hablando como un hüevon",
dijo ella.

"estamos discutiendo",
dije.

"No", dijo ella, "estamos tratando de
comunicarnos".

"Me tengo que ir",
dije.
Corté y descolgué el teléfono.
me quedé mirándolo.

Lo que ellas no entendían era que
a veces no hay nada que salvar
excepto la reivindicación personal del
propio punto de vista
y que eso era lo que iba a causar
ese flash blanco y cegador
uno de estos días.

Charles Bukowski

3 Horas, 16 minutos y 30 segundos...

Se supone que soy un gran poeta
y tengo sueño por la tarde
sé que la muerte
es un toro gigantesco
dispuesto a embestirme
y tengo sueño por la tarde
sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring
sé que hay buena comida, buenos vinos, buenas mujeres
y tengo sueño por la tarde
sé que hay una mujer que me ama
y tengo sueño por la tarde,
me inclino hacia el sol tras una cortina amarilla
y me pregunto:

¿Adónde habrán ido las moscas del verano?

Recuerdo la muerte tan sangrienta de Hemingway
y tengo sueño por la tarde.

Algún día no tendré sueño por la tarde
algún día escribiré un poema
que encenderá volcanes
en las colinas que están ahí fuera
pero ahora mismo tengo sueño por la tarde
y alguien me pregunta «Bukowski, ¿qué hora es?
y yo contesto «3 horas, 16 minutos y 30 segundos».

Me siento muy culpable,
me siento asqueroso, inútil,
demente, tengo sueño
por las tardes,
están bombardeando iglesias,
bien, eso está bien,
los niños montan en ponys en los parques,
eso está bien,
las bibliotecas están llenas de miles de libros sabios,
hay música grandiosa encerrada dentro de la radio
y yo tengo sueño por la tarde,
tengo una rumba dentro de mí diciendo,
bah, deja que lo hagan los demás,
déjales que ganen,
déjame dormir,
el ingenio está a oscuras
barriendo la oscuridad como una escoba,
me voy a donde han ido la moscas del verano,
intentad atraparme.

Charles Bukowski

John Dillinger y Le Chasseur Maudit:

Está mal, y no es lo acostumbrado, pero no me importa:
veo chicas y me acuerdo de pelos en el lavabo
veo chicas y me acuerdo de intestinos
y vejigas y movimientos excretorios;
está mal también que
las campanillas de los heladeros, los bebés,
las válvulas de motor,
plagióstomos, palmeras, pasos en el corredor... todo
me entusiasme con la fría calma
de la tumba; el único alivio es, quizás,
saber que hubo otros hombres desesperados:
Dillinger, Rimbaud, Villon, Babyface Nelson,
Seneca,Van Gogh,
o mujeres desesperadas: luchadoras, enfermeras,
camareras, putas
poetisas... aunque,
si creo que el crujir de los cubitos de hielo es importante
o un ratón husmeando en una lata de cerveza vacía;
dos huecos vacíos mirándose mutuamente,
o el mar nocturno claveteado de manchados barcos
que te penetra la cautelosa membrana del cerebro con
sus luces,
con sus saladas luces
que te tocan y se marchan
en busca del amor más sólido de una tal India;
o conducir largas distancias sin razón
narcotizado a través de cristales bajados que
te rasgan y agitan la camisa como un pájaro asustado,
y siempre el semáforo rojo, siempre rojo,
fuego nocturno, y derrota, derrota...
escorpiones, chatarra, fardos:

ex empleos, ex mujeres, ex rostros, ex vidas,
Beethoven en su tumba más muerto que una remolacha;
carretillas rojas, sí, tal vez,
o una carta del infierno firmada por el diablo
o dos chicos buenos moliéndose a golpes mutuamente
en algún estadio barato lleno de estridente humo,
pero la mayoría de las veces no me importa,
aquí sentado con la boca llena de dientes cariados,
aquí sentado leyendo a Herrick y a Spenser y
a Marvell y a Hopkins y a Bronte (a Emily hoy);
y escuchando El hada de mediodía de Dvorak
o Le Chasseur Maudit de Franck,
en realidad no me importa, y está mal:
recibo cartas de un joven poeta
(muy joven, parece) diciéndome que algún día
se me reconocerá sin duda como
uno de los grandes poetas mundiales. ¡Poeta!
qué malversación: hoy he recorrido al sol las calles
de esta ciudad, sin ver nada, sin aprender nada, sin ser
nada, y de regreso a mi habitación
pasé junto a una vieja que sonreía
con una horrible sonrisa;
estaba ya muerta, y recuerdo cables en todos lados:
cables de teléfono, cables eléctricos,
cables para rostros eléctricos
atrapados como peces de colores en el cristal y sonriendo,
y los pájaros se habían ido, a ningún pájaro le gustan
los cables
o la sonrisa de los cables
y cerré mi puerta (por fin)
pero a través de la ventana era igual:

sonó una bocina, alguien se río, corrió el agua de un
retrete,
y, entonces, cosa extraña,
pensé en todos los caballos con números
que habían pasado frente al griterío,
pasado como Sócrates, pasado como Lorca,
como Chatterton...
más bien supongo que nuestra muerte no importaba
demasiado
salvo por una cuestión de eliminación, un problema,
no creo lo que dicen
pero, igual que hago con
las palmeras enfermas
y la puesta de sol,
a veces las miro.

Charles Bukowski

Culminación del dolor:

Oigo incluso cómo ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
Oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve pomos en la cómoda
se vuelve papel sobre el suelo
se vuelve calzador
ticket de la lavandería
se vuelve
humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...
poco importa
poco amor
o poca vida
no es tan malo
lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso

nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.

Charles Bukowski

A la puta que se llevó mis poemas:

Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡POR DIOS!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!

¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero?
Usualmente lo sacan de los dormitorios y de los pantalones
borrachos y enfermos
en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de 50,
pero no mis poemas.

No soy Shakespeare
pero puede ser que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros.
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
veo que he creado muchos poetas pero no mucha poesía.

Charles Bukowski

Cisne de primavera:

También en primavera mueren los cisnes
y allí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que gritaban
y la muerte
se me precipitó garganta abajo,
como un ratón,
y oí llegar gente
con sus cestas de merienda
y sus risas,
y me sentí culpable
por el cisne,
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota,
y les dejé
mi hermoso cisne.

Charles Bukowski

Pensión de mala muerte:

No has vivido
hasta no haber estado en una
pensión de mala muerte
con nada más que una
bombilla
y 56 hombres
apretujados
en catres
y todo el mundo
roncando a la vez
y algunos de esos
ronquidos
tan
profundos y
tan bastos e
increíbles...
oscuros
carrasposos
infrahumanos
resollantes
del mismísimo
infierno.

Parece como si
se te partiera la cabeza
entre esos
sonidos
de muerte.

Y los
olores entremezclándose:
calcetines sucios y
rígidos y
calzoncillos
con orines y
excremento
y por encima de todo eso un aire que
circula lentamente
muy parecido
al que emana de los
cubos de basura
destapados.

Yesos
cuerpos
en la oscuridad
gordos
y flacos
y encorvados
unos
sin piernas
sin brazos
otros
sin cerebro
y lo peor de
todo: la total
ausencia de
esperanza
les envuelve
les cubre
totalmente.
No se puede
soportar.

Te levantas
sales
caminas por
las calles
subes y bajas
aceras
pasas edificios
doblas la
esquina
y vuelves
a subir
la misma calle
pensando
todos esos hombres
fueron niños
una vez
¿qué
les ha pasado?

¿y qué me
ha pasado
a mí?
está oscuro
y hace frío
ahí
fuera.

Charles Bukowski

El incendio de un sueño:

La vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
ha sido destruida por las llamas.
Aquella biblioteca del centro.

Con ella se fue
gran parte de mí juventud.

Estaba sentado en uno de aquellos bancos
de piedra cuando mi amigo
Baldy me preguntó:
¿vas a alistarte en
la brigada Lincoln?»

«Claro», contesté
yo.

Pero, al darme cuenta de que yo no era un idealista político
ni un intelectual
renegué de aquella
decisión más tarde.

Yo era un lector
entonces
que iba de una sala a
otra: literatura, filosofía,
religión, incluso medicina y geología.

Muy pronto
decidí ser escritor,
pensaba que sería la salida
más fácil
y los grandes novelistas no me parecían
demasiado difíciles.

Tenía más problemas con
Hegel y con Kant.
Lo que me fastidiaba
de todos ellos
es que
les llevara tanto
lograr decir algo
lúcido y/o interesante.

Yo creía
que en eso
los sobrepasaba a todos
entonces.

Descubrí dos cosas:

a) que la mayoría de los editores creía
que todo lo que era aburrido
era profundo.

b) que yo pasaría décadas enteras
viviendo y escribiendo
antes de poder
plasmar
una frase que
se aproximara un poco
a lo que quería
decir.

Entretanto
mientras otros iban a la caza de
damas,
yo iba a la caza de viejos
libros,
era un bibliófilo, aunque
desencantado,
y eso
y el mundo
configuraron mi carácter.

Vivía en una cabaña de contrachapado
detrás de una pensión de 3 dólares y medio
a la semana
sintiéndome un
Chatterton
metido dentro de una especie de
Thomas
Wolfe.

Mi principal problema eran
los sellos, los sobres, el papel
y el vino,
mientras el mundo estaba al borde
de la Segunda Guerra Mundial.

Todavía no me había
atrapado
lo femenino, era virgen
y escribía entre 3 y
5 relatos por semana
y todos
me los devolvían, rechazados por
el New Yorker, el Harper’s,
el Atlantic Monthly.

Había leído que
Ford Madox Ford solía empapelar
el cuarto de baño
con las notas que recibía rechazando sus obras
pero yo no tenía
cuarto de baño, así que las amontonaba
en un cajón
y cuando estaba tan lleno
que apenas podía
abrirlo
sacaba todas las notas de rechazo
y las tiraba
junto con los relatos.

La vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
seguía siendo
mi hogar
y el hogar de muchos otros
vagabundos.

Discretamente utilizábamos los
aseos
y a los únicos que
echaban de allí
era a los que
se quedaban dormidos en las
mesas
de la biblioteca; nadie ronca como un
vagabundo
a menos que sea alguien con quien estás
casado.

Bueno, yo no era realmente un
vagabundo, yo tenía tarjeta de la biblioteca
y sacaba y devolvía
libros,
montones de libros,
siempre hasta el límite de lo permitido:

Aldous Huxley, D.H. Lawrence,
e.e. Cummings, Conrad Aiken, Dos Passos, Turgénev, Gorki,
H.D., Nietzsche,
Schopenhauer,
Steinbeck,
Hemingway,
etc.

Siempre esperaba que la bibliotecaria
me dijera: «qué buen gusto tiene usted,
joven».

Pero la vieja
puta
ni siquiera sabía
quién era ella,
cómo iba a saber
quién era yo.

Pero aquellos estantes contenían
un enorme tesoro: me permitieron
descubrir
a los poetas chinos antiguos
como Tu Fu y Li Po
que son capaces de decir en un
verso más que la mayoría en
treinta o
incluso en cientos.

Sherwood Anderson debe de haberlos
leído
también.

También solía sacar y devolver
los Cantos
y Ezra me ayudó
a fortalecer los brazos si no
el cerebro.

Maravilloso lugar
la Biblioteca Pública de Los Ángeles
fue un hogar para alguien que había tenido un
hogar
infernal
arroyos demasiado anchos para saltarlos
lejos del mundanal ruido
contrapunto
el corazón es un cazador solitario
James Thurber
John Fante
Rabelais
de Maupassant
algunos no me
decían nada: Shakespeare, G.B. Shaw,
Tolstoi, Robert Frost, E Scott
Fitzgerald
Upton Sinclair me Ilegaba
más
que Sinclair Lewis
y consideraba a Gogol y a
Dreiser tontos
de remate
pero tales juicios provenían más
del modo en que un hombre
se ve obligado a vivir que de
su razón.

La vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
muy probablemente evitó
que me convirtiera en un
suicida,
un ladrón
de bancos,
un típo
que pega a su mujer,
un carnicero o
un motorista de la policía
y, aunque reconozco que
puede que alguno sea estupendo,
gracias
a mi buena suerte
y al camino que tenía que recorrer,
aquella biblioteca estaba
allí cuando yo era
joven y buscaba
algo
a lo que aferrarme
y no parecía que hubiera mucho.

Y cuando abrí el
periódico
y leí la noticia sobre el incendio
que había destruido
la biblioteca y la mayor parte de
lo que en ella había
le dije a mi
mujer:

«yo solía pasar horas y horas
allí…».

El oficial prusiano
el atrevido muchacho de trapecio
tener y no tener
no puedes retornar a tu hogar.

Charles Bukowski