jueves, 12 de noviembre de 2015

Oh cuántos bardos:

¡Oh cuántos bardos doran los transcursos del tiempo!
Algunos de ellos siempre nutrieron mi encantada
fantasía: solía meditar sus bellezas,
a veces terrenales, y sublimes a veces;

ahora con frecuencia, al sentarme a rimar,
irrumpen en tropel delante de mi mente,
pero sin producir confusión ni agitado
estrépido: es un grato resonar en repique,

tal los muchos sonidos que almacena el ocaso:
el canto de los pájaros; las hojas en sus roces;
las voces de las aguas; la campana volcándose

con resonar solemne, y otros, innumerables,
que la distancia priva de reconocimiento,
dan una grata música, no un estrépito loco.

John Keats

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